“Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo. Las personas que no son capaces de hacerlo, te dirán que tú tampoco puedes”.
Will Smith – En Busca de la Felicidad

No siempre tenemos la tranquilidad para hacer lo que más nos gusta. A veces en la vida corremos sin saber hacia dónde y apartamos por un momento de nosotros señas de identidad que nos identifican desde pequeños. Escribir es algo que siempre me ha apasionado. Sólo la gente que me conoce bien sabe cuánto disfruto cuando lo hago, y que hace años publiqué un libro de poesía y que uno de mis blogs deportivos tuvo un banner en el Diario Sport. Cuando escribo, hago realidad lo que pienso y siento, lo mismo que pasa por mi mente cada vez que compito contra mí mismo.
La verdad es que siempre he hecho discurrir mis letras desde la libertad de mi pensamiento. Por eso mismo vuelvo ahora a concatenar palabras que quieren significar lo que siempre llevo conmigo en mis adentros. No debemos perder las buenas costumbres. Aquellas que nos hacen mejores personas y nos acercan las mejores sensaciones. Hay muchas cosas que la prosa quiere significar. Y si bien no es fácil expresar con palabras lo que nuestros ojos esconden, las letras son el arma más poderosa que podemos usar para decirle al mundo que nos da igual lo que piense de nosotros. Porque lo realmente importante es saber tener cerca a las personas que de verdad merecen la pena.
Y eso fue lo primero que pensé cuando me monté en una bicicleta de montaña para hacer algo que era nuevo para mí. No es fácil para mí decir esto, pero no resulta sencillo aterrizar con 30 años en un deporte nuevo donde el postureo es similar al del triatlón, y el nivel también ciertamente alto. La verdad es que encontré muchas puertas cerradas, y a veces sentí miedo. El mismo que sentí cuando crucé la meta de mi último maratón hace dos años. Cuando pensé que nunca me recuperaría de la lesión, y que nunca cambiaría mi técnica de correr. Pensé muchas cosas negativas que no eran verdad. A lo mejor porque muchas veces me rodeé o conocí a personas que alentaban negatividad y discurrían por cada momento con un “que viene el lobo”.
Pero sucede que en un momento dado piensas que la mejor manera de hacer una bajada peligrosa sin bajarte de la bicicleta, o de hacer subidas que la mayoría de ciclistas hace con la bicicleta a cuestas, es apuntarte a todas las carreras. Y lo más importante de todo es saber desoír todos los consejos negativos de aquellos que te meten miedo sobre la dureza extrema de cada prueba una y otra vez, como si le estuvieran hablando a un tipo que viene de jugar al ajedrez.
Yo ya venía pensando que este nuevo deporte cumplía una serie de premisas muy adecuadas a mis retos personales de bajar de tres horas en maratón y completar mi primer triatlón distancia Ironman. Sin embargo, la gente muchas veces espera que corras al mismo nivel que tienes en una media maratón de Running y te genera unas expectativas que no son fáciles de cumplir. Más, si te recuerda una y otra vez que este es otro deporte diferente. Pero en realidad, cuando eres un deportista de resistencia, significa no que eres un fuera de serie haciendo pruebas de larga distancia, pero sí que tienes un don llamado voluntad y ganas de llevarle la contraria a todo lo que se te pone por delante. Y unas cuantas dosis de eso es lo que me ayudaría a mí en un deporte como este, donde las barreras de entrada eran realmente altas, y donde como en todos los deportes, los deportistas de más alto nivel eran al fin y al cabo los más llanos y humildes.
Mi aterrizaje no fue sencillo, y pasé realmente meses duros en los que tuve que reciclarme como deportista, en los que me adelantaron una y otra vez mientras mantenía la cabeza lo más alta posible. Fue muy duro todo lo relacionado con mi debut, desde comprarme una bicicleta, buscar un equipo, apuntarme a una carrera o simplemente hacer una bajada sin tener que lanzar la bicicleta al maldito diablo. Acudí a muchos sitios en los que simplemente no esperaba el mejor recibimiento y no entendía por qué. En ese momento extrañaba a mi equipo de triatlón de Barcelona, donde todos podíamos aprender y participar, y donde compartí grandes experiencias con grandes deportistas.
Pero lo mejor de todo, además del aprendizaje que conlleva este tipo de situaciones, es que siempre hay una persona a nuestro lado que se preocupa porque las cosas salgan adelante. Y en mi caso esa persona es mi Laura Jordán, ya que sin ella no hubiera sido posible la confianza y la energía con la que he encauzado las miras, los retos y las ganas de batirme una y otra vez contra mis propias expectativas. Con ella he descubierto muchas cosas dentro de mí que desconocía, he aprendido en silencio compartiendo con ella sus sueños e ilusiones. Y puedo decir a día de hoy, que me fascina despertarme a su lado sabiendo que de principio a fin, saldremos y llegaremos juntos en una gran cantidad de pruebas que nos esperan. Es cuestión de tiempo mejorar, y alcanzar a personas que te tiendan su mano cuando más lo necesites. Era cuestión de tiempo el haberte encontrado amor, y ya estás aquí, para caminar conmigo, y yo contigo hacia el maravilloso mundo de los deportes de resistencia.

Francis Campos Jareño
Brenes 14 de abril de 2017