ESTA ES MI BATALLA SILENCIOSA.

Mitja Marató Mataró 2014.   1h 31'41''
Mitja Marató Mataró 2014. 1h 31’41»

La vida está para incumplir las reglas. Y es que ningún sueño puede cumplirse si uno primero no desafía los límites a partir de los cuales se demuestra que el mejor de los resultados no es la media de los mejores aciertos, sino la gran excepción que un día hace formidable aquello en lo que ya habíamos dejado de creer.

Suena el reloj tres horas después de haberme dormido. No me importa el resto sino mi cometido, que es hacer una carrera constante y guardándome de esfuerzos que no llevan a ningún sitio. Miro mi principal objetivo y restan meses de tiempo para alcanzarlo. Aún tengo el sabor del gintonic de anoche, el que no pude evitar, el de la despedida.

Yo nunca seré un atleta de élite. Ni siquiera un miembro destacado de una carrera de pueblo. Lo digo con el gesto tranquilo. Ese que abraza el cuerpo de quien se reconforta con el simple esfuerzo que te hace mejorar cada día un poco. Aunque sea un poco. Sólo eso.

Mientras pongo la cafetera, pienso en todas esas anotaciones que aparecen cada día en Facebook. Esos estados y notificaciones que enseñan que quien dice sonreír realmente muestra un semblante triste. Quien dice demostrar ni se demuestra ni corrobora nada. Ni yo mismo sé qué hago con estas letras que en realidad sólo me pertenecen a mí y a mi forma de ver la vida. Las fotos lucen y deslucen los gestos. Muestran carencias y obedecen a la trágica energía que pierde el ser humano cuando necesita demostrarle a los demás que ha alcanzado algo que a nadie le importa. Sólo a uno mismo.

Como si cada uno de nosotros tuviera que reafirmarse una y otra vez ante personas que no significan nada, o que significando tienen sus propias ideas y preocupaciones. La vida fluye y nosotros tenemos la necesidad de comunicar, las ganas de gritarle al mundo mira lo que somos y este es el fruto de mi esfuerzo. Y además, soy mejor que tú. Que lo sepas. Como si no hubiera más personas por encima de nosotros. Si es que podemos comparar de tú a tú a los seres humanos sin caer en subjetividades.

Y es entonces cuando al otro lado alguien lee tus mensajes, tus estados y mira tus fotos, y piensa por un momento. No es que deba entrar al detalle de otras vidas. Es que realmente lo miserable y triste de esta vida es que hemos dejado de valorar el poder que precisa el silencio. La ausencia de palabras cuando significan algo grande. Algo mucho más increíble que quedarse quieto. Mudo. Callado y atento al pistoletazo de salida. Esta es mi carrera y la de nadie más. Es mi sueño. Fin de la cita.

En esas me lanzo a correr tras el globo de 1h30′ pensando en descolgarme en el segundo kilómetro. Sólo necesito saborear qué se siente corriendo una maratón a ese ritmo. Pruebo y pruebo, y me siento cómodo. Las piernas vuelan a pesar de que he dormido apenas tres horas. Es esa casualidad que cada vez que se repite trae buenas noticias. Sin embargo, consciente de que mi carrera pasa por ser un entreno de calidad, en el kilómetro nueve paso a ceder unos segundos. Y en el kilómetro diecisiete el cuerpo me reprocha ese único entreno realizado en los últimos diez días. Esos quinientos en subida por el parque del Retiro, después de reuniones interminables y madrugones ineludibles. Voy de lujo, me repito ya sin querer. Como quien se autorecompensa por la garra y la energía. Por la fe y el trabajo de quien regula y se deja caer, casi impulsado hasta la meta.

Encaro la última subida que arranca en los dos kilómetros finales. Esta es mi carrera. Llevo el reloj desbocado, perdido, exhausto desde el kilómetro tres, donde se decidió a empezar a contar. La respiración lenta me trae las buenas vibraciones que llevo meses esperando. Esto es running, esto es maratón, y este es el arranque de mi nuevo desafío. Ese comienzo que tarda meses en afinar, como la cacharra que se resiste a volar cuando para la gente ese afinar es la recompensa inmediata de exprimirse levemente. Pero aquí me hallo, preparado y atento a los nuevos pasos. Dispuesto a pisar el firme del Besós durante mi última semana en Barcelona. Esta es mi despedida. Es mi tregua conmigo mismo y contra el mundo. Es mi batalla silenciosa contra el Reto más grande que jamás me he propuesto. Bienvenidos al Maratón de Sevilla.

Mitja Marató Mataró
Mitja Marató Mataró 2014. Foto de Marcos Pozo.

Barcelona, 8 de diciembre de 2012

Francis Campos